El blefaroespasmo provoca contracciones musculares involuntarias en los músculos de los párpados y las cejas. Las contracciones musculares repetitivas pueden ser sutiles y ocasionar un parpadeo lento, o más fuertes y causar el cierre forzado y sostenido de los ojos.
El blefaroespasmo puede manifestarse asociado a la distonía que afecta a la cara o la mandíbula ( distonía oromandibular ) conocida como síndrome de Meige. En estos casos, los espasmos de los párpados se combinan con presión en la mandíbula o apertura de la boca, muecas y/o movimientos de la lengua.
El blefaroespasmo puede desencadenarse a consecuencia de la exposición a fármacos, lesiones cerebrales o trastornos como los síndromes parkinsonianos y la enfermedad de Wilson. También se han asociado componentes genéticos, así como en muchos otros casos, no hay una causa identificable.
El tratamiento más efectivo para el blefaroespasmo son las inyecciones periódicas de toxina botulínica en los músculos afectados. Las inyecciones de toxina botulínica para el blefaroespasmo generalmente son aplicadas alrededor de los ojos y las cejas.
Los medicamentos orales, incluidos el clonazepam, el lorazepam y el trihexifenidilo, pueden ser útiles en casos seleccionados por un profesional médico.
En casos seleccionados y que no responden a otros tratamientos, se puede practicar una cirugía de miectomía en la que se extirpan porciones de músculo. Aun así, es posible que se necesiten inyecciones de toxina botulínica después de la cirugía, y cabe la posibilidad de que los beneficios del procedimiento no sean permanentes.
El médico que está capacitado para diagnosticar y tratar el blefaroespasmo y otras distonías es un neurólogo especializado en trastornos del movimiento. Los oftalmólogos también pueden diagnosticar y tratar el blefaroespasmo.
